— Imagina un pájaro posado en una rama delgada — dice — La rama oscila fuertemente al viento. Y, a cada ráfaga, el campo visual del pájaro, a su vez, va fluctuando ¿no es así?
Asiento.
— ¿Y, cuando esto sucede, cómo crees que el pájaro estabiliza su campo visual? — Sacudo la cabeza.
— No lo se.
— El pájaro sube y baja la cabeza y se ajusta a la oscilación de la rama. La próxima vez que sople un viento fuerte observa bien a los pájaros. Yo me paso mucho tiempo mirando por la ventana. ¿No te parece que debe de ser agotadora una vida así?, vivir moviendo el cuello a cada oscilación de la rama en la que estás posado. Pero los pájaros están acostumbrados. Para ellos eso es lo más natural. Pueden hacerlo sin ser conscientes de ello. Por eso no les resulta tan cansado como nos parece a nosotros. Pero yo soy un ser humano y, a veces, me canso.
— ¿Está usted posada en una rama?
— Según como lo mires — dice — Y, a veces, sopla un viento fuerte.
Fragmento de Kafka en la Orilla, de Haruki Murakami.