Nada ni nadie...



Ad occasum tendimus omnes





Busco una calma inalcanzable, la atmósfera aquí no es fiable,
quiero estar solo si solo todo estará bien, que nadie me hable,
que no rompan este silencio, es mío,
hoy quiero sentir el frío vértigo.

Que el mundo pare y me separe del cansancio de vivir así,
harto de fingir excusas, musas siento huir de mí,
cosas que viví, esta cicatriz de traumas
desangra versos, desarma el alma.

Es mi verdad maldita, mitad genio,
mitad flor marchita que se apaga,
porque haga lo que haga, el premio
no cambiará mi estado de ánimo.

Es este sentimiento pésimo que me tiene pálido,
con mis colegas no soy cálido, ya no hay remedio,
preguntan qué sucede y me limito a mirar serio,
mi amada siente el tedio, dice que estoy distante,
me mira y se que ve una decepción constante.

Y si la vida es un instante, hoy quiero olvidar que existo,
quiero escapar a mi desierto sin ser visto,
salir de este círculo, volar a otro lugar,
quedarme quieto, allí la soledad es mi amuleto.

Nada ni nadie hoy me acompaña en este baile,
quiero estar solo si solo todo estará bien,
que nadie hable, me falta el aire,
por una vez que el mundo calle.

Me importa una mierda lo que el resto diga,
que se alegren o que me envidien por todo lo que consiga,
mi única enemiga es esta mente rota desde crío,
abre puertas prohibidas empujándome al vacío.

Sonrío por compromiso y casi no veo a los míos,
mi familia, la gente que más me quiso,
con mi rap estoy de luto, no disfruto, es mi veneno,
ver que, escriba lo que escriba, pienso que no soy tan bueno.
Y si pierdo confianza, atado a las circunstancias,
vago igual que un zombie; temores, nunca los vencí.

Y con Dios mantuve un pacto demasiado triste,
él jamás habla conmigo y yo no digo que él no existe.
¿Perdiste el norte?, yo lo perdí al jugar con miedo,
al sentir nervios traicioneros tensando mis dedos,
puedo soportarlo, quise esquivarlo, y nada cambia,
ahora mi corazón es como un invierno en Finlandia.

No queda rabia, solo pena, una gangrena que mis venas pudre,
pieza perdida del puzzle, que nació un 1 de Octubre,
y desde entonces vive...
condenada y loca, rosa espinada, sangra quien la toca.

Quise compañía y obtuve un monólogo,
quise un final feliz y me quedé en el prólogo;
la droga es el peor psicólogo, nunca curo mi ahogo,
solo quiero correr a otro horizonte y estar solo.

Nada ni nadie hoy me acompaña en este baila,
quiero estar solo si solo todo estará bien,
que nadie hable, me falta el aire,
por una vez que el mundo calle.


...




Y Siddharta dijo en voz baja, como si hablara consigo mismo:

¿Qué significa el arte de ensimismarse? ¿Qué es el abandono del cuerpo? ¿Qué representa el ayuno? ¿Qué se pretende al detener la respiración? Se trata sólo de huir del yo. Es un breve escaparse del dolor de ser yo, una breve narcosis contra el dolor y lo absurdo de la vida. La misma huida, la misma breve narcosis encuentra el arriero en el albergue cuando bebe algunas copas de aguardiente de arroz o de leche de coco fermentada. Entonces ya no siente su yo, ya no experimenta los dolores de la vida; en aquel momento ha encontrado una breve narcosis. Dormido sobre su copa de aguardiente de arroz alcanza lo mismo que Siddharta y Govinda después de largos ejercicios: escapar de su cuerpo y permanecer en el no-yo. Así sucede, Govinda.

Govinda repuso:

Así hablas, amigo, y sin embargo sabes que Siddharta no es ningún arriero y que un samana no es un borracho. Verdad es que el borracho encuentra su narcosis, alcanza una breve huida y un descanso, pero regresa de la vana ilusión y se halla igual; no se ha hecho más sabio, no ha ganado conocimientos.

Siddharta declaró sonriente:

No lo sé, nunca he estado borracho. Pero sí sé que yo, Siddharta, en mis ejercicios y en el arte de ensimismarme sólo encuentro una breve narcosis, y me hallo tan alejado de la sabiduría y de la redención como cuando de niño, en el vientre de mi madre.




Siddharta, de Herman Hesse (fragmento)

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