(Del gr. νόστος, regreso, y -algia ).
1. f. Pena de verse ausente de la patria
o de los deudos o amigos.
2. f. Tristeza melancólica originada por
el recuerdo de una dicha perdida.
La calle está vacía. Él camina despacio, no tiene prisa. Saca un cigarro y lo enciende; mientras exhala el humo, piensa, y habla consigo mismo.
—En noches como ésta...
—¿Qué?
—Nada, intentaba iniciar una conversación, pero no sé como terminar la frase.
—Hay muchas maneras de terminarla.
Los charcos que la lluvia ha dejado a su paso se extienden sobre la acera, bajo sus pies.
—Nostalgia.
—¿Mmmm?
—Creo que me siento nostálgico.
—Los días fríos y lluviosos suelen ponerte así.
—También las noches solitarias. Es como si el resto del mundo se detuviera y empezara a desvanecerse lentamente.
—Y tú con él.
—Yo no me desvanezco, desafortunadamente.
—¿Te sientes perdido?
—Un poco. Aunque nunca he estado realmente seguro de en dónde estoy, así que podría decir que siempre he estado un poco perdido.
—Estás en donde debes estar.
—A veces lo olvido, y siento la necesidad de estar en otra parte... o en distintas partes, al mismo tiempo.
—El sueño te llevará a esos lugares.
—Los mundos oníricos ya no me son suficientes, mi cuerpo se desgasta, mi espíritu se apaga lentamente, y todo parece seguir igual.
—Se acerca el tiempo, sé paciente.
—Lo sé.
Su cigarro está a punto de apagarse y el día termina así, a medianoche, con él caminando sólo por las calles, imaginando que el mundo a su alrededor se desvanece y se apaga poco a poco.
Se detiene antes de llegar a casa, cierra los ojos. Sus labios se mueven y de ellos brota un susurro, una oración que se eleva como en otro tiempo. Nadie lo oye, pero él espera que esto no sea totalmente cierto.
Mañana será otro día...
Selah