Como casi todos sabemos, bueno, en realidad solo yo (y tal vez algunos despistados más), las nubes son exageradamente voyeuristas, pero no se alarmen, no hay nada que temer, ese voyeurismo se basa en la necesidad de observar la desnudez de nuestras almas, aquello que nosotros llamamos emociones, una extraña obsesión por parte de estos seres de naturaleza gaseosa, sin duda; pero qué mas se puede hacer estando tan alto, solamente observar.
Y es así como estos extraños seres se deslizan en el aire, observándonos con gran interés; observan a aquella pareja de novios que caminan tomados de la mano por aquel parque, a aquel tímido joven que observa de lejos a la chica linda a la que no le ha podido hablar, a aquella pareja que sale de la iglesia después de celebrar su boda... y suspiran allá en lo alto, sonríen y le cuentan a otras nubes lo que han visto.
Algunas veces también, observan escenas tristes, porque las hay... una nube se desliza lentamente en el cielo azul, recordando como aquella chica se despedía de su amado en aquella estación de trenes, mientras que una nube que se arrastraba a su lado suspira pensando en aquel hombre que no ha superado la traición de su esposa y vive solo, triste y solitario.
Todo esto (y más) es lo que ven ellas desde allá arriba, después de todo, desde allá se debe tener una muy buena vista de lo que sucede acá abajo.
De vez en cuando (esto también lo he notado) se celebran asambleas, en las que varias nubes se reúnen formando en el cielo un enorme cúmulo gris, que a veces se vuelve más oscuro, esto dependiendo de la cantidad de nubes que asistan a dicha reunión, conversan entre ellas en silencio, usando el idioma del viento —idioma que solo algunos seres privilegiados son capaces de comprender—; en estas asambleas se habla de muchas cosas, pero el tema principal casi siempre son las complejas y casi incomprensibles relaciones humanas.
Y aunque casi siempre se muestran frías y distantes, hay ocasiones en que el sentimentalismo las embarga, y mientras dialogan, se abrazan, consolándose mutuamente unas a otras, poco a poco todas se unen en un abrazo grupal de varias nubes que se unen y entrelazan lentamente... es en ese momento cuando una toma la iniciativa y se precipita hacia la tierra, las demás nubes la observan caer y deciden seguirla.
Mientras tanto, allá abajo, alguien camina por una calle solitaria, un poco triste y desanimado, y de repente siente que una gota cae cerca de sus labios (le faltó puntería), dos segundos después otra gota impacta directamente en su labio inferior (misión cumplida); ha empezado a llover y a lo lejos se puede ver que la gente corre a refugiarse bajo alguna marquesina, pero él no, él se queda parado ahí, bajo la lluvia, por alguna extraña razón ya no se siente triste, algo le ha alegrado el día, ve su silueta reflejada en el charco que se ha formado a sus pies y sonríe.
Las nubes, que ahora forman charcos de agua en el suelo, lo observan y sonríen, por un momento él comprende el idioma del viento y parece sonreirles a ellas también.
Después de un rato él continua su camino y ellas se quedan ahí, pronto volverán a subir para seguir observándonos, pero por el momento ellas no piensan en eso, prefieren pensar solo en aquel joven solitario que les sonrió hace algunos momentos... quién sabe... tal vez algún día vuelvan a verlo compartiendo aquella sonrisa con alguna linda chica (y si, posiblemente, al verlo sonreír, ella también le sonría a él).
2 comentarios:
mmm espero no sea lo que estoy pensando, por lo demás qué bonito has descrito a las nubes.
Un abrazo
Mira... no había venido a comentar
D:
(e___e)
bueno, hoy sábado 3 de diciembre a las 3:23 de la mañana vengo a visitarte:
este escrito me gustó mucho, está todo genialoso... a ver mago... contestame una pregunta (e___e)
Porqué escribes tan genialmente??
D:
El otro día que lo leí (cuando lo acababas de publicar) te iba a dejar comentario pero se me olvido (u___u)
Bueno ya me voy (de tu blog)... cuídate mucho, escribe más cosas geniales ;)
y nos seguimos leyendo :D
Te amo muchísimo, mi vida(n___n)
Publicar un comentario