Y un día él llegó, no se de dónde, no se exactamente cuándo, tal vez fue como los ben'zaa, tal vez al igual que ellos él no llegó de ningún lugar, puede ser que simplemente haya aparecido poco a poco hasta ser parte de esta realidad.
Era un simple mortal, pero en su limitada existencia logró alcanzar cierta inmortalidad, una inmortalidad digna de un rey, sin corona y sin reino pero a fin de cuentas un rey, después de todo, quién necesita esas cosas cuando la realeza se lleva en el corazón.
Fue parte de esta tierra y la tierra lo aceptó como parte de ella. Y aprendió con el pasar del tiempo un idioma nuevo, ajeno a la lengua de sus hermanos, un idioma que el viento susurraba en las mañanas y que se podía escuchar en el aire cuando la tierra se despedía del sol al atardecer, el idioma del viento.
En el momento preciso él llego, en la hora indicada él apareció, y ahora ya no está...
Pero de alguna manera, él sigue aquí...