El penúltimo post...

Por si no lo pudieron leer en facebook (o tumblr o twitter):

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Es oficial:

Se ha llegado a un punto en el que consideramos necesario "cerrar" ambos blogs.

Desde el primer post hasta los últimos pasamos por tantas cosas, todas ellas reflejadas en cada nueva actualización del blog, pero después de meditar sobre el tema durante varios días hemos decidido concluir de manera definitiva ambos "web logs".

Si bien mi gusto por la lectura/escritura aun permanece, tal vez deba considerar otros puntos de difusión, quizás también me tome más en serio y empiece a pulir lo que hasta hace poco era solo un pasatiempo; pero eso es algo que se decidirá posteriormente.

Desconozco los datos que muestran las estadísticas del blog, pero estoy consciente de que ya son muy pocos los que visitan periódicamente mis blogs (yo mismo he dejado de leer la mayoría de los blogs que antes leía sin falta), es por eso que este aviso se publica primeramente en las redes sociales (¡ja!, un antisocial dependiendo de las redes sociales), para que no digan que no les avisé :v

Éste no es el último post, es más bien el penúltimo (no se porqué, pero el Mago me ha pedido que se haga de esta manera). Nos leemos en el futuro.

Y como dijera Neruda: ahora contaré hasta doce, y ustedes se callan y me voy :)

Fin del comunicado.

Por si aun no conocían los dos blogs:

http://uncronopiollamadomago.blogspot.mx/

http://pieces-of-my-head.blogspot.mx/

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El último post, tanto en éste como en el otro blog, será publicado esta semana...

Nostalgia

(Del gr. νόστος, regreso, y -algia ).
1. f. Pena de verse ausente de la patria
o de los deudos o amigos.
2. f. Tristeza melancólica originada por
el recuerdo de una dicha perdida.

La calle está vacía. Él camina despacio, no tiene prisa. Saca un cigarro y lo enciende; mientras exhala el humo, piensa, y habla consigo mismo.

—En noches como ésta...
—¿Qué?
—Nada, intentaba iniciar una conversación, pero no sé como terminar la frase.
—Hay muchas maneras de terminarla.

Los charcos que la lluvia ha dejado a su paso se extienden sobre la acera, bajo sus pies.

—Nostalgia.
—¿Mmmm?
—Creo que me siento nostálgico.
—Los días fríos y lluviosos suelen ponerte así.
—También las noches solitarias. Es como si el resto del mundo se detuviera y empezara a desvanecerse lentamente.
—Y tú con él.
—Yo no me desvanezco, desafortunadamente.
—¿Te sientes perdido?
—Un poco. Aunque nunca he estado realmente seguro de en dónde estoy, así que podría decir que siempre he estado un poco perdido.
—Estás en donde debes estar.
—A veces lo olvido, y siento la necesidad de estar en otra parte... o en distintas partes, al mismo tiempo.
—El sueño te llevará a esos lugares.
—Los mundos oníricos ya no me son suficientes, mi cuerpo se desgasta, mi espíritu se apaga lentamente, y todo parece seguir igual.
—Se acerca el tiempo, sé paciente.
—Lo sé.

Su cigarro está a punto de apagarse y el día termina así, a medianoche, con él caminando sólo por las calles, imaginando que el mundo a su alrededor se desvanece y se apaga poco a poco.

Se detiene antes de llegar a casa, cierra los ojos. Sus labios se mueven y de ellos brota un susurro, una oración que se eleva como en otro tiempo. Nadie lo oye, pero él espera que esto no sea totalmente cierto.

Mañana será otro día...

Selah

Nada ni nadie...



Ad occasum tendimus omnes





Busco una calma inalcanzable, la atmósfera aquí no es fiable,
quiero estar solo si solo todo estará bien, que nadie me hable,
que no rompan este silencio, es mío,
hoy quiero sentir el frío vértigo.

Que el mundo pare y me separe del cansancio de vivir así,
harto de fingir excusas, musas siento huir de mí,
cosas que viví, esta cicatriz de traumas
desangra versos, desarma el alma.

Es mi verdad maldita, mitad genio,
mitad flor marchita que se apaga,
porque haga lo que haga, el premio
no cambiará mi estado de ánimo.

Es este sentimiento pésimo que me tiene pálido,
con mis colegas no soy cálido, ya no hay remedio,
preguntan qué sucede y me limito a mirar serio,
mi amada siente el tedio, dice que estoy distante,
me mira y se que ve una decepción constante.

Y si la vida es un instante, hoy quiero olvidar que existo,
quiero escapar a mi desierto sin ser visto,
salir de este círculo, volar a otro lugar,
quedarme quieto, allí la soledad es mi amuleto.

Nada ni nadie hoy me acompaña en este baile,
quiero estar solo si solo todo estará bien,
que nadie hable, me falta el aire,
por una vez que el mundo calle.

Me importa una mierda lo que el resto diga,
que se alegren o que me envidien por todo lo que consiga,
mi única enemiga es esta mente rota desde crío,
abre puertas prohibidas empujándome al vacío.

Sonrío por compromiso y casi no veo a los míos,
mi familia, la gente que más me quiso,
con mi rap estoy de luto, no disfruto, es mi veneno,
ver que, escriba lo que escriba, pienso que no soy tan bueno.
Y si pierdo confianza, atado a las circunstancias,
vago igual que un zombie; temores, nunca los vencí.

Y con Dios mantuve un pacto demasiado triste,
él jamás habla conmigo y yo no digo que él no existe.
¿Perdiste el norte?, yo lo perdí al jugar con miedo,
al sentir nervios traicioneros tensando mis dedos,
puedo soportarlo, quise esquivarlo, y nada cambia,
ahora mi corazón es como un invierno en Finlandia.

No queda rabia, solo pena, una gangrena que mis venas pudre,
pieza perdida del puzzle, que nació un 1 de Octubre,
y desde entonces vive...
condenada y loca, rosa espinada, sangra quien la toca.

Quise compañía y obtuve un monólogo,
quise un final feliz y me quedé en el prólogo;
la droga es el peor psicólogo, nunca curo mi ahogo,
solo quiero correr a otro horizonte y estar solo.

Nada ni nadie hoy me acompaña en este baila,
quiero estar solo si solo todo estará bien,
que nadie hable, me falta el aire,
por una vez que el mundo calle.


...




Y Siddharta dijo en voz baja, como si hablara consigo mismo:

¿Qué significa el arte de ensimismarse? ¿Qué es el abandono del cuerpo? ¿Qué representa el ayuno? ¿Qué se pretende al detener la respiración? Se trata sólo de huir del yo. Es un breve escaparse del dolor de ser yo, una breve narcosis contra el dolor y lo absurdo de la vida. La misma huida, la misma breve narcosis encuentra el arriero en el albergue cuando bebe algunas copas de aguardiente de arroz o de leche de coco fermentada. Entonces ya no siente su yo, ya no experimenta los dolores de la vida; en aquel momento ha encontrado una breve narcosis. Dormido sobre su copa de aguardiente de arroz alcanza lo mismo que Siddharta y Govinda después de largos ejercicios: escapar de su cuerpo y permanecer en el no-yo. Así sucede, Govinda.

Govinda repuso:

Así hablas, amigo, y sin embargo sabes que Siddharta no es ningún arriero y que un samana no es un borracho. Verdad es que el borracho encuentra su narcosis, alcanza una breve huida y un descanso, pero regresa de la vana ilusión y se halla igual; no se ha hecho más sabio, no ha ganado conocimientos.

Siddharta declaró sonriente:

No lo sé, nunca he estado borracho. Pero sí sé que yo, Siddharta, en mis ejercicios y en el arte de ensimismarme sólo encuentro una breve narcosis, y me hallo tan alejado de la sabiduría y de la redención como cuando de niño, en el vientre de mi madre.




Siddharta, de Herman Hesse (fragmento)

Fuera del tiempo




Breve et irreparabile tempus omnibus est vitae.







Uno vive dejando partes suyas por todos lados; pequeños fragmentos que, vistos a la distancia (y a través del tiempo), aún continuan brillando. Es así que, al dar media vuelta y echar un vistazo al camino recorrido, podemos observar a aquellos viejos amigos de la infancia, de los que ya sabemos muy poco (o casi nada, en algunos casos), o probablemente aún podamos sentir aquel primer beso que, en su momento, nos emocionó tanto, y que ahora solo parece un recuerdo distante.

Como estrellas distantes que brillan a lo lejos, pero ya no están...

O, simplemente observamos a la persona que fuimos el día anterior, tan ajena y tan de uno mismo, que nos hace sentir un poco extraños. Después, con cierta nostalgia, volvemos al camino, porque aun nos queda, delante de nosotros, la senda que nos llevará a ser el hombre que seremos mañana.

El hombre del mañana.

¿Qué significa eso?

Dicen que el Hoy es el Mañana que tanto nos preocupaba Ayer. Frases hechas que se repiten una y otra vez... una y otra vez. El Mañana es Hoy. Claro, porque... después de todo, ¿qué es el tiempo?

¿Y qué pasa cuando el Tiempo deja de ser lo que es para convertirse en un concepto difícil de comprender?

...

Sucedió hace un par de años. Durante un momento de introspección, cuando descubrí que además de poder mirar hacía adentro, teníamos el don de poder mirar hacia atrás y observar el camino recorrido, con tanta claridad, sobre todo cuando se entrelazaban los recuerdos que habíamos dejado dispersos en él, como pequeñas migajas que nos mostraban el camino de regreso a nuestro origen. El sendero de vuelta a la semilla.

Uno puede aprender muchas cosas cuando mira hacia adentro. Y cuando se observa hacia atrás, uno logra aprender un par de cosas más.

Pero el aroma de la incertidumbre me hizo girar y ver hacia el otro lado.

El pasado era una cosa, solo había que observar el camino que habíamos dejado atrás, y se podía empezar a recordar, así de fácil (aunque, obviamente, la práctica siempre es necesaria para lograr cierto grado de especialización). Algunos recuerdos empezaban a apagarse, es cierto, pero muchos de ellos brillaban con tanta intensidad que era muy fácil poder distinguirlos, aun cuando éstos ya estaban muy distantes, y otros más, casi inalcanzables.

En cambio, el Futuro era algo distinto. Como pude notar desde un primer momento, no se distinguía nada en él.

Bajé la mirada y pude ver mi Presente, eso siempre había estado ahí, y me había acostumbrado tanto a él, que no me preocupaba realmente. Sin embargo, lo que había delante de mí, era distinto, era inefablemente misterioso. Y era ese misterio lo que me atraía tanto. Merecía ser estudiado detenidamente. Pero... ¿cómo se estudia lo que no se ve, lo que no está ahí?

Pasé mucho tiempo observando esa densa oscuridad que se cernía frente a mí. A pesar de no mostrarme nada, resultaba más fascinante que lo que había detrás, en mi Pasado. Pero no había manera de adentrarme en él. Lo único que podía hacer era caminar, hacer que el tiempo convirtiera el Futuro en mi Presente, pero entonces... ya no era el Futuro.

Y de nuevo, ¿qué significaba realmente el tiempo?, ¿había manera de usarlo a mi favor?

Sin saber qué hacer, me sumergí en mi propio ser, busqué respuestas en donde solo había preguntas y, después de varias muertes y resurrecciones, surgí de las profundidades de mi Yo, un poco siendo el mismo, y un poco siendo otra persona.

Fue en ese momento cuando me desprendí de mis propias limitaciones, y quise asimilar lo que había detrás de mí como parte de mi Presente, con la esperanza de que el Futuro también fuera parte de ese proceso de asimilación de la dimensión temporal de la realidad. Y todo cambió; por un breve instante el Tiempo y el Espacio fueron solo una ilusión, no se cómo fue que sucedió, ni siquiera estoy seguro de que haya sucedido (al menos no bajo lo que definiríamos como suceso o evento, ya que no tuvo nada que ver con el plano espacio-temporal), pero después de eso pude ver que el Futuro ocultaba pequeñas siluetas luminosas dentro de la inmensa mancha oscura que lo contenía.

Aproveché la Atemporalidad Momentánea y pasé media eternidad aprendiendo a descifrar lo que había frente a mí. Aprendí a ver nuevamente, pero de un modo distinto. Durante mucho tiempo aprendí, y dejé que mi mirada se acostumbrara más y más al horizonte oscuro que se levantaba frente a mí.

Y, un día, no vi nada más. Mi mirada alcanzó el borde de mi existencia. Pero yo no estaba ahí. Era como si yo me hubiera desvanecido varios años antes; o siglos, no estaba consciente de cuánto había pasado realmente. Estuve tan fascinado con todo lo que veía y aprendía que me olvidé de mí mismo, y cuando me busqué, en mi propio Futuro, en la orilla de mi propia realidad, no me encontré. Percibía otras sombras, otras presencias, que me eran familiares, aunque no sabía porqué; pero aunque me esforzaba, yo ya no estaba ahí.

Intenté mirar hacia atrás, desde ese punto. Pero a esa distancia, lo único que pude lograr fue regresar a mi punto de partida: el Presente. Una extraña sensación de irrealidad se apoderó de mí. Sentí la levedad de mi propio ser y, fatigado, me dejé caer.

En el cielo se podían distinguir algunas estrellas. No sabría cómo explicarlo, pero algunas parecían sonreír.

Cerré los ojos y dormí. Habité dentro de mis propios sueños por un largo tiempo. Durante muchos días y muchas noches, el reino de los sueños fue el lugar en el que mi espíritu y mi alma se ocultaron. Hasta la noche en que volví a despertar. Aquella noche me levanté y decidí caminar otra vez; tenía que volver a buscarme, tenía que encontrar el momento en que yo dejé de estar sin dejar de existir. Me llevaría mucho tiempo, probablemente una eternidad, o quizá un poco más.

Pero no tenía prisa. Uno descubre muchas cosas cuando aprende a ver.

Así que me levanté, y retomé el camino.




Epílogo:

Lejos, muy lejos de aquí, alguien observa, fuera de este plano existencial, todo lo que sucede en las distintas dimensiones de la realidad. Su pensamiento es distinto al nuestro, su existencia es completamente ajena a nosotros. Él existe sin existir.
En este momento (y en todos los momentos), muy lejos de aquí, cierra los ojos y sonríe. Aunque permanece inmóvil, se mueve en todas direcciones. Y sin pronunciar ninguna palabra, nos dice: Buen viaje.

Diálogos I




—Tanto tiempo sin vernos.

—De hecho, no nos estamos viendo.

—Cierto. Oye, me preguntaba... ¿qué apariencia tendrías si estuvieras de este lado?

—¿Apariencia? ¿No has aprendido nada?

—Solo bromeaba. Sabes, hace un par de meses dije que hablaría sobre tí y tu... "naturaleza"

—La apariencia, la naturaleza... todo eso hace referencia al mundo físico, yo pertenezco a un plano distinto.

—Si, aunque, tú mismo lo has dicho, todos los planos están conectados entre sí; entonces, una parte tuya también debería formar parte del plano físico.

—Y esa parte eres tú. Y, en cierta medida, una parte tuya también se encuentra de este lado.

—Mmmm... de todas formas, sería demasiado complicado intentar explicarte, y sobre todo, explicarnos.

—Podrías usar la imagen del trébol, como San Patricio.

—Si, ya lo había pensado, pero creo que no es tan simple...

—Nada es tan simple. Pero podrías empezar por algo sencillo, e ir encaminándote hacia lo más complejo.

—Así tal vez hasta podrías explicarme a mí también.

—Claro, no pensaba excluirte.

—"No pensaba excluirte", eso dices ahora.

—Este diálogo se complica, pero resulta interesante, deberíamos reunirnos más seguido.

—Lo sé.

—Bueno, hasta la próxima, amigos.

—¿Ya te vas?

—Ya nos vamos.

—Así es, ya es hora de irnos.

—Bueno, entonces, hasta la próxima. Peace...

—Ja. No empieces con eso.

—No te preocupes, no hace falta.

—Ok... hasta la próxima

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