Mis suspiros susurran tu nombre...
Luis Elbert | 8:42 | Ella, Magia, Suspiros, Versos | 1 comentarios
Destino
Luis Elbert | 6:30 | Ella, Magia, Pensamientos, Suspiros, Versos | 1 comentarios
El idioma de los dioses
Luis Elbert | 0:53 | Invitados Especiales, Música, Soundtrack Of My Life | 0 comentarios
El sentimentalismo de las nubes.
Luis Elbert | 9:27 | Crónicas de un planeta azul, Surrealismo mágico | 2 comentarios
Como casi todos sabemos, bueno, en realidad solo yo (y tal vez algunos despistados más), las nubes son exageradamente voyeuristas, pero no se alarmen, no hay nada que temer, ese voyeurismo se basa en la necesidad de observar la desnudez de nuestras almas, aquello que nosotros llamamos emociones, una extraña obsesión por parte de estos seres de naturaleza gaseosa, sin duda; pero qué mas se puede hacer estando tan alto, solamente observar.
Y es así como estos extraños seres se deslizan en el aire, observándonos con gran interés; observan a aquella pareja de novios que caminan tomados de la mano por aquel parque, a aquel tímido joven que observa de lejos a la chica linda a la que no le ha podido hablar, a aquella pareja que sale de la iglesia después de celebrar su boda... y suspiran allá en lo alto, sonríen y le cuentan a otras nubes lo que han visto.
Algunas veces también, observan escenas tristes, porque las hay... una nube se desliza lentamente en el cielo azul, recordando como aquella chica se despedía de su amado en aquella estación de trenes, mientras que una nube que se arrastraba a su lado suspira pensando en aquel hombre que no ha superado la traición de su esposa y vive solo, triste y solitario.
Todo esto (y más) es lo que ven ellas desde allá arriba, después de todo, desde allá se debe tener una muy buena vista de lo que sucede acá abajo.
De vez en cuando (esto también lo he notado) se celebran asambleas, en las que varias nubes se reúnen formando en el cielo un enorme cúmulo gris, que a veces se vuelve más oscuro, esto dependiendo de la cantidad de nubes que asistan a dicha reunión, conversan entre ellas en silencio, usando el idioma del viento —idioma que solo algunos seres privilegiados son capaces de comprender—; en estas asambleas se habla de muchas cosas, pero el tema principal casi siempre son las complejas y casi incomprensibles relaciones humanas.
Y aunque casi siempre se muestran frías y distantes, hay ocasiones en que el sentimentalismo las embarga, y mientras dialogan, se abrazan, consolándose mutuamente unas a otras, poco a poco todas se unen en un abrazo grupal de varias nubes que se unen y entrelazan lentamente... es en ese momento cuando una toma la iniciativa y se precipita hacia la tierra, las demás nubes la observan caer y deciden seguirla.
Mientras tanto, allá abajo, alguien camina por una calle solitaria, un poco triste y desanimado, y de repente siente que una gota cae cerca de sus labios (le faltó puntería), dos segundos después otra gota impacta directamente en su labio inferior (misión cumplida); ha empezado a llover y a lo lejos se puede ver que la gente corre a refugiarse bajo alguna marquesina, pero él no, él se queda parado ahí, bajo la lluvia, por alguna extraña razón ya no se siente triste, algo le ha alegrado el día, ve su silueta reflejada en el charco que se ha formado a sus pies y sonríe.
Las nubes, que ahora forman charcos de agua en el suelo, lo observan y sonríen, por un momento él comprende el idioma del viento y parece sonreirles a ellas también.
Después de un rato él continua su camino y ellas se quedan ahí, pronto volverán a subir para seguir observándonos, pero por el momento ellas no piensan en eso, prefieren pensar solo en aquel joven solitario que les sonrió hace algunos momentos... quién sabe... tal vez algún día vuelvan a verlo compartiendo aquella sonrisa con alguna linda chica (y si, posiblemente, al verlo sonreír, ella también le sonría a él).
Fragmentación natural de los cuerpos
Luis Elbert | 14:14 | Crónicas de un viajero estelar, Irrealidades, Muertes y Otros Finales, Universos Alternos | 3 comentarios
Has pasado mucho tiempo colgado de ese delgado hilo que a su vez cuelga de la nada, pero hoy decidiste despertar y descender, tus pies por fin tocaron el suelo y si, es como lo recordabas, solido, firme... simple... sin nada que pueda maravillarte, y sin embargo, te da cierta seguridad, te acostumbras un poco, das tus primeros pasos, abres los ojos y empiezas a observar, todo a tu alrededor es nuevo, todo es tan confuso, tan difícil de comprender, pero sigues caminando, sabes que tienes que llegar a ese lugar.
Nunca pensaste que este momento llegaría tan pronto, no estás obligado a hacer esto, pero sabes que tienes que hacerlo, has vivido lo suficiente como para saber que ha llegado el momento; te detienes por un momento a observar lo que sucede en la colina azul, alguien se ha desprendido de su sombra y se eleva poco a poco, de tus ojos cansados brota una lágrima. Debes seguir.
Mientras caminas miles de pensamientos se van acumulando, uno a uno empiezan a aparecer, te cuesta trabajo organizarlos pero lo intentas, con mucha dificultad lo intentas, el conocimiento de toda una vida empieza a ocupar tu mente en unos cuantos segundos, sientes que vas a estallar y te detienes, ya no puedes seguir. Has Fallado, no hay nada más.
Sabías que sería difícil, pero tenías la esperanza de poder llegar hasta el final, y ahora no puedes siquiera dar un paso más, tus fuerzas se desvanecen y te dejas caer.
Duermes.
Una suave brisa te hace despertar, abres lentamente los ojos y ves el amanecer, te preguntas si acaso fue un sueño, pero no, todos esos pensamientos siguen ahí, se reagrupan y te vuelven a atormentar, entonces escuchas una voz que viene de todas partes, te llama, te pones de pie y escuchas, te ordena empezar a hablar, pero... de qué puedes hablar en estos momentos si esos pensamientos no te dejan siquiera pensar en otra cosa.
Y por fin lo entiendes, este es el lugar, te pones de pie y empiezas a hablar, todos tus pensamientos se esparcen en el viento, en este momento nadie te oye pero el viento se encargará de llevar tus palabras a donde tengan que ir, empiezas a sentirte un poco más ligero y de repente empiezas a notar que tu cuerpo empieza a fragmentarse, puedes ver como se fragmenta en pequeñas partículas de un polvo muy fino, empieza a mezclarse con el viento, tu cuerpo se desvanece mientras hablas, tu existencia empieza a volar junto con tus palabras, y al final solo queda tu corazón, suspendido en el aire. Ya no se oye tu voz, solo queda el silencio.
Y entonces... un último latido, tu corazón estalla dejando escapar millones de suspiros. Todo ha terminado. Ahora puedes descansar. Puedes irte tranquilo, ahora sabes que una parte de ti ya forma parte del universo.
Suspiros Nocturnos I
Luis Elbert | 23:08 | Ella, Magia, Noche, Pensamientos, Suspiros | 1 comentarios
Universo I
Luis Elbert | 2:23 | Crónicas de un viajero estelar, Noche, Pensamientos, Suspiros, Versos | 2 comentarios
Tú, Solo Tú...
Luis Elbert | 1:08 | Soundtrack Of My Life, Suspiros, Versos | 2 comentarios
El amor que se desplaza en Años Caracol...
Luis Elbert | 11:31 | Suspiros, Universos Alternos, Versos | 0 comentarios
Con ustedes, el sr. Julio Cortázar:
Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol.
Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuándo se inició la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el rumbo que lo llevaría a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Margarita para llevarle mi mensaje simpático; entre tanto, desde aquí podía ser feliz imaginando su alegría al verlo llegar, la agitación de sus trenzas y sus brazos.
Tal vez los años luz son todos iguales, pero no los años caracol, y Osvaldo ha cesado de merecer mi confianza. No es que se detenga, pues me ha sido posible verificar por su huella argentada que prosigue su marcha y que mantiene la buena dirección, aunque esto suponga para él subir y bajar incontables paredes o atravesar íntegramente una fábrica de fideos. Pero más me cuesta a mí comprobar esa meritoria exactitud, y dos veces he sido arrestado por guardianes enfurecidos a quienes he tenido que decir las peores mentiras puesto que la verdad me hubiera valido una lluvia de trompadas. Lo triste es que Margarita, sentada en su sillón de terciopelo rosa, me espera del otro lado de la ciudad. Si en vez de Osvaldo yo me hubiera servido de los años luz, ya tendríamos nietos; pero cuando se ama larga y dulcemente, cuando se quiere llegar al término de una paulatina esperanza, es lógico que se elijan los años caracol. Es tan difícil, después de todo, decidir cuáles son las ventajas y cuáles los inconvenientes de estas opciones.
Suspiros (una breve crónica de sus largos viajes)
Luis Elbert | 9:39 | Crónicas de un viajero estelar, Pensamientos, Suspiros | 1 comentarios
Brotan desde algún lugar de mi corazón, en donde habita tu recuerdo, entre fuentes de luz y color; te extrañan como yo te extraño a ti, te piensan porque siempre pienso en ti. Cierro los ojos, me descuido y se escapan. Uno, dos, tres suspiros... después brotarán más. Una contracción en el diafragma les da el impulso necesario para salir. Apenas entran en contacto con el aire extienden sus pequeñas y frágiles alas, asimilan la realidad, transparentes, casi invisibles, se dejan llevar por el viento, sin saber a dónde van, sin saber cuándo llegarán.
Y ahí van, jugando con el viento. Ascienden y se pierden entre las nubes, entonces vuelven a descender, aferrándose a tu recuerdo, guíados por una ilusión. No descansan y sin embargo te sueñan cada noche, buscan tu mirada reflejada en la luna y en su luz los intermitentes latidos de tu corazón. Te sienten cada vez más cerca y eso los hace estremecer.
Tú no los esperas y sin embargo eres su razón de ser.
Falta poco, cada vez menos.
Ha sido un largo recorrido, pero por fin sucede... te encuentran, te miran desde lejos. Su largo viaje ha terminado. Y algo pasa, dejan de ser suspiros, se contraen un poco, un poco más, hasta convertirse en una diminuta esfera, invisible, suspendida en el aire, entonces se expanden, florecen. Metamorfosis Instantánea. Se convierten en caricias de viento, juegan con tu cabello, dibujan espirales a tu alrededor, te dan un beso en la mejilla, te miran a los ojos, escuchan tu voz, susurran suavemente a tu oído -versos de amor en el idioma del aire, porque no conocen otro idioma o porque tal vez así es mejor-. Se alejan un poco y con un último impulso se estrellan en tus labios.
[...]
Por un instante, mientras mi suspiro se desvanece en tus labios ocurre algo, los latidos de mi corazón se sincronizan con los tuyos, el mundo parece detenerse por un segundo, dos segundos, tres, cuatro, cinco, tálvez más... y vuelve a girar, todo vuelve a la normalidad. Ha finalizado ya, pero no importa, sabe que lo ha hecho bien, su ciclo ha terminado. Sin embargo, antes de desvanecerse por completo sonríe, sabe que después de él vendrán más, siempre habrá más, siempre será asi, porque siempre pienso en ti.
A través del universo...
Luis Elbert | 0:48 | Soundtrack Of My Life, Versos | 1 comentarios
un amor eterno y sin límites que brilla a mí alrededor como un millón de soles
The Fool On The Hill
Luis Elbert | 1:19 | Soundtrack Of My Life, Suspiros, Versos | 5 comentarios
Escape
Luis Elbert | 0:45 | Crónicas de un viajero estelar, Irrealidades | 3 comentarios
Hoy decidí salir a caminar, alejarme un poco de todo. Camino. Mis pasos me llevan a un lugar apartado de la civilización. Aqui no hay nadie que interrumpa mis pensamientos, solo se escucha el susurro de los árboles y el suave sonido del viento deslizandose a mi alrededor. Miro hacia todas partes y compruebo que en verdad estoy solo.
Y entonces empiezo a pensar... en la fuerza de gravedad que me mantiene atado a la superficie de este planeta semi-esférico, en la indiferencia de la realidad, en las invisibles alas del alma que aletean desesperadamente sin lograr nada realmente, en tantas cosas que nublan el horizonte de mi existencia. Y entonces miro al suelo... y ahí está, tan inmóvil e inquieta a la vez, una sombra que me ha acompañado desde que tengo memoria, una sombra que fue adherida a mi desde el principio de mis días.
Por primera vez me parece tan ajena a mi, como una especie de parásito intangible que imita cada uno de mis movimientos, que se alimenta de mi presencia.La miro con recelo, como quien mira a un extraño que inspira desconfianza. Y en una pequeña fracción de segundo me lanzó contra ella, mis manos logran cruzar a la dimensión en la que se encuentra, la tomo del cuello con ambas manos... y aprieto... ella se resiste, extiende sus largos brazos hasta mi cuello e intenta luchar, no puedo dar marcha atras, ya es tarde para eso... aprieto un poco mas fuerte y siento como el cuello de aquel extraño ser se deshace entre mis dedos, se convierte en una especie de liquido oleoso, y termina derramado en el suelo, como una mancha negra que agoniza mientras se evapora ante mis ojos.
Ya terminó... me deshice de aquel oscuro parásito... y de repente, algo golpea mi interior, me siento cansado, miro a mi alrededor y empiezo a notar que mi vista empieza a nublarse.
¿Será posible que al deshacerme de mi sombra yo tambien deba desvanecerme con ella?
¿Acaso su destino estaba atado al mío como una ley universal escrita por la mano de Dios desde el principio de los días?
Caigo al suelo lentamente, como una pluma que, no encontrando un lugar mejor, se desliza suavemente en el aire para encontrar reposo en el suelo; miro el cielo al caer, y veo una nube que empieza a cubrir lentamente al sol... Siento un suave golpe, creo que he encontrado el suelo. Cierro los ojos.
[...]
Despierto. Me encuentro rodeado por una inmensa oscuridad adornada por pequeñas luces, creo que son estrellas.
¿Qué pasó? ¿En dónde estoy?
Me levanto y no veo nada a mi alrededor, no escucho nada, hay tanto silencio; miró al suelo para buscar mi sombra, pensando que talvez ha regresado, y no hay nada. Siento que ya he estado antes aqui. Camino esperando llegar a algún lugar... y después de un rato levanto la mirada, frente a mi hay un paisaje majestuoso.
Este lugar es... si... estoy casi seguro de que es...
Vacío.
Luis Elbert | 22:11 | Noche, Suspiros | 0 comentarios
Camino en una calle apenas transitada por unas cuantas personas que apresuran sus pasos intentando huir de la lluvia, deslizándose como sombras fugaces, las veo ir y venir, pero... para qué huir, unas cuantas gotas de lluvia no le hacen daño a nadie, yo prefiero caminar lentamente para asi poder disfrutar de esa suave y fría brisa.
De repente, los miles de pensamientos que dan vueltas en mi cabeza son diluidos en un par de segundos mientras camino, y me encuentro a mi mismo, en medio de la nada, sin nada más que el incesante ruido de la lluvia golpeando el suelo. Lo primero que pienso es que algo debe estar mal, pero no, al parecer no es eso, porque de hecho ese "algo" no está, "algo" hace falta; de un momento a otro he notado un cierto vacío en mi interior, que aunque no es profundo, pide con unos gritos abismales ser llenado (o rellenado, talvez). Sigo caminando, fingiendo que todo está bien, que todo está en su lugar, aunque me queda claro que algo no está en su lugar.
Lo peor de todo es que no sé si ese vacío ha estado ahí siempre o si su inexistencia es reciente.
¿Ese lugar ha sido desocupado mientras caminaba bajo la lluvia o es un antiguo vacío que no había notado hasta ahora?
De cualquier forma, me inquieta... hago una rápida introspección, intentando encontrar lo que falta, algo que encaje a la perfección en ese pequeño espacio vacío.
—Pero... ¿qué es? ¿qué falta?
Me cuestiono a mi mismo... y solo encuentro silencio.
Creo que esta vez la respuesta no está en mi interior, talvez en esta ocasión la respuesta se encuentre allá afuera, o peor aun, dentro de alguien mas.
—¿Y si este pequeño vacío tan incomodo solo puede ser llenado por alguien mas y no por mi?
Me detengo y reflexiono un poco.
En un instante vuelvo a la realidad... y me veo de pie bajo la lluvia, no hay nadie a mi alrededor. Aquella extraña sensación se ha ido. Pero algo en mi interior me dice que volverá.
La indiferencia de la realidad.
Luis Elbert | 9:00 | Crónicas de un viajero estelar, Irrealidades, Pensamientos | 0 comentarios
La luz se filtra a través del cristal oscuro y susurra a mi oido, abro los ojos lentamente y la veo, es la realidad, la misma que abandoné la noche anterior, con ese sabor agrio e indiferente, con esa consistencia tan espesa y ausente; su presencia me recuerda que sigo atado a ella, no importa cuantas veces lo intente, hay algo que me devuelve a sus brazos, la siento recostada a mi lado, mirandome desde el techo, susurrando versos sin sentido bajo la cama...
Y me levanto...
Al parecer hoy sigue siendo igual que ayer, no hay muchos cambios, como si el tiempo se hubiera detenido en un día semi-eterno que imita a la perfección los ciclos del día y la noche, y nadie parece notarlo, han sido infectados con la indiferencia de la realidad y no perciben las extrañas e intrigantes maquinaciones del tiempo.
Pero qué estoy diciendo, ese tipo de cosas son imposibles, son irreales... Y lo irreal no tiene lugar dentro de la realidad. Asi ha sido siempre y asi será por varias eternidades mas.
Tomo una taza de café y me olvido de todas esas cosas, que nada tienen que ver con la realidad. Sonrío un poco al pensar en lo ridículo y fantasioso de mis ideas. Pero un pensamiento se me escapa y es consumido en el aire por la misma realidad, al disolverse deja escapar un grito casi imperceptible que hace eco en el aire, casi como un susurro, que me cuestiona...
Disolución...
Luis Elbert | 0:46 | Noche, Sombras, Yo | 0 comentarios
*Suspiro*
Si... ultimamente he pensado mucho; pienso primeramente en algo, a veces insignificante, encadeno esa idea con otra y pienso en algo mas, después de un rato me encuentro pensando en muchas cosas, pienso en todo... y realmente no pienso en nada.
En este preciso momento pienso en muchas cosas, la noche, las estrellas, el tiempo, el amor, el silencio, la luna, la luz... y en medio de tantas ideas me doy cuenta que todo se trata de mi, de como veo yo al mundo que me rodea, e intento no pensar en mi, guardo silencio y me pierdo en la oscuridad de la noche, se crea un vacío a mi alrededor.
La oscuridad parece envolverme... pero qué digo... la oscuridad no me envuelve, yo me disuelvo en ella, me deshago ante ella como un espejismo, cada parte de mí se vuelve parte de la noche, me vuelvo oscuro sin ser oscuridad, la luz de la luna ahora pasa libremente por mi cuerpo transparente, casi invisible, liviano, casi nada.
Que porqué no me sorprende todo esto, la respuesta es simple, no soy consciente de lo que está pasando, ya no soy yo, es el universo, soy parte de él... y me desvanezco.
No estoy triste, no estoy feliz... para poder sentir algo primero tengo que ser, y en estos momentos no soy, no estoy, necesitaba escapar y lo logré.
[...]
Pasa un segundo, un minuto, una eternidad...
Abro los ojos... miro el espacio, y por un instante todo sigue siendo oscuridad, un cuerpo disuelto en el vacío creado por mi mente; de repente... una sombra se dibuja en el suelo iluminado por la luna, el aire choca contra mi cuerpo que empieza a solidificarse, respiro, vuelvo a ser yo, vuelvo a ser nada en medio de todo, y sin embargo soy todo en medio de la nada.
Un amor para la eternidad
Luis Elbert | 5:59 | Crónicas de un viajero estelar, Irrealidades, Noche, Pensamientos, Sombras, Suspiros, Yo | 1 comentarios
Yo te conozco, sé que te he visto en algún lugar...
Si, ya recuerdo, me has acompañado siempre, aún desde antes de que naciera tú ya me esperabas, estabas predestinada para mí, sin embargo yo no te conocía, eras ajena a mi realidad, eras extraña, una desconocida. Cuando mi madre por fin me vió nacer tu ya sabías que algún día nos encontraríamos, de algún modo, todos lo sabíamos, sin embargo, pretendíamos ignorar eso y pensar en otras cosas.
A los siete años yo empecé a comprender ciertas cosas, entre ellas estabas tú, eras misteriosa, y eso me atraía mas a ti, y aunque no comprendía realmente la complejidad de tu belleza yo quería conocerte, pero no se lo dije a nadie, siempre fuí un poco tímido, y tu eras tan misteriosamente bella, además yo era muy pequeño y quizá por eso tú no te acercabas a mi.
La vida continuó normalmente, de arriba a abajo (y viceversa) como siempre; yo tenía unos nueve años cuando por fin te acercaste a mi, yo ya no estaba tan interesado en conocerte, mis pensamientos giraban en torno a otras cosas, ya no era ese niño pálido y de mirada triste, había cambiado un poco, y aunque seguía teniendo una mirada melancólica, en mi corazón existían sueños, ilusiones y un montón de cosas que con el tiempo fuí coleccionando. Pero eso no te importaba, después de todo tú ya estabas predestinada a cruzarte en mi camino algún día; por las noches me visitabas, me observabas por largas horas manteniendo tu distancia, como quien acecha a su presa antes de poseerla. Una de tantas noches tomaste una decisión, te recostaste a mi lado mientras yo dormía y muy suavemente rozaste mis labios, fue un beso que me quitó el aliento... y te fuiste, dejándome con el alma en los labios; recuerdo que aquella noche mi padre tuvo que sacarme en brazos, intentando hacerme reaccionar, y es que el veneno de tus labios me estremecía de tal manera que yo, literalmente, convulsionaba al no poder corresponder esos besos tuyos; recuerdo bien que la ultima vez que esto sucedió, mi padre me sacó al patio, estaba lloviendo, y solo al sentir las gotas de lluvia en mi cara pude reaccionar, era una extraña sensación, yo podía ver y escuchar todo lo que sucedía a mi alrededor, pero permanecía inmóvil, talvez como uno de los tantos efectos secundarios de tus besos.
Alguien dijo que tal vez un doctor podría extraer aquello que me impedía dormir tranquilo, y asi fué, una operación a los nueve años para alejarme de ti... durante un par de meses no volví a saber nada acerca de ti, pero claro, regresaste, siempre lo haces, la operación no sirvió de nada. Y alguien mas dijo: talvez unas pastillas puedan ayudarlo, y durante un par de años tomé varios medicamentos que me apartaron de ti, eso permitió que yo pudiera vivir tranquilamente lo poco que quedaba de mi infancia... si, por fin te habías ido.
Llegó la adolescencia, y automáticamente empecé a pensar en ti, frecuentemente me preguntaba a dónde te habías ido, qué había sido de ti; sabía que algún día nos volveríamos a encontrar, después de todo, tu y yo estamos predestinados a terminar juntos algún día; pero ya no te acercabas a mi como antes, me observabas de lejos, y solamente susurrabas sutílmente al viento, esperando que yo escuchara esos suaves llamados y me acercara a ti; en mi soledad yo te buscaba, y en varias ocasiones estuve a punto de dar el paso decisivo para acercarme a ti.
Ya ha pasado mucho tiempo desde que te acercaste a mi, y cada vez que empiezo a sentirme solo puedo notar tu presencia, cuando todo el mundo parece derrumarse tu te acercas un poco, extiendes tu mano y me ofreces amablemente tu compañia, pero la verdad es que... ahora me das miedo, ya no me atraes como antes, quizá en el futuro yo esté dispuesto a caer por fin rendido a tus brazos, pero por ahora no.
Apenas hace un par de horas me pregunté si talvez pudieras abrazarme y llevarme lejos de aqui, uno beso talvez, como aquellos que me dejaban inconsciente, o posiblemente deslizar tus delicadas garras uñas sobre mi muñeca y hacerme soñar. Se que estabas dispuesta a hacerlo, pero algo me detuvo, aún no ha llegado el momento, una parte de mi lo entiende y te pide que te alejes por ahora, el tiempo que sea necesario... Pero claro, hay otra parte de mi, quizá la parte mas oscura, la parte mas oculta de mi ser, que te sigue llamando, escucha tus susurros en el viento y suavemente te llama: Ven, Dulce Muerte.
Peace&Love
Susurros
Luis Elbert | 14:07 | Noche, Sombras, Suspiros | 0 comentarios
A dónde se han ido todas esas palabras que no pronuncié,
en dónde quedaron todas esas cosas que nunca escribí,
se han ido muy lejos de aqui,
en donde nadie las puede ver.
En un oscuro rincón yace mi espiritu,
oculto entre lagrimas y suspiros,
pero con las suficientes fuerzas para volver a levantarse,
y sin embargo, permanece inmóvil.
Y de lejos lo observo, como quien mira algo muerto,
pero no ha muerto, sé que sigue vivo,
esperando el momento para volver a renacer,
y sin embargo, permanece inmóvil.
Hace tiempo el sol destrozo sus alas
haciendolo descender hasta el centro de su soledad...
Y mientras todos me veían agonizar, sintiendo pena por mi,
yo anhelaba una resurrección, el momento de mi redención
Pero el momento aun no ha llegado, debo esperar,
y aunque no te veo, se que estás ahí,
te he escuchado susurrar un par de veces,
palabras que no entiendo, y que sin embargo me tranquilizan.
Susurros que atraviesan el viento en medio de la oscuridad,
que cruzan sutilmente esta fría realidad
que traen consuelo a un alma moribunda y agonizante,
que solo busca un poco de paz.